Al momento de despedirnos sentí que todo estaba en mis manos.
Fue como alejarnos para siempre.
En solo cinco minutos cambiaría nuestra historia.
Me debo ir, fue lo primero que atiné a decir
tus ojos brillaban como nunca antes y me decían mucho mas de lo que tus labios
hablaron en nuestros encuentros. Tomé mi bolso, prendí un cigarrillo y caminamos
al metro. Te pregunte si te irías conmigo. Pero no respondías. No sabia que hacer, que decir, si bajar al anden y retirarme o esperar a tu lado alguna decisión.
Me despedí, te di un beso en la mejilla y sentí como tu barba rozaba con la mía.
Esos escalofríos y sensaciones no me abandonaron en ningún momento.
Cada paso que daba rompía mas mis esperanzas de volver a verte.
Finalmente llegué, miré hacia arriba y tú me mirabas. No escuchaba nada, solo veía como tu mirada me seguía a medida que el metro se retiraba.
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